CAPITULO 1: Mi salvación

Camine así la horilla del acantilado, la lluvia se desemboco tan fuerte al grado de no haber pasado ni 5 minutos y toda mi ropa, al igual que yo, estaba empapada como si ya hubiese saltado, el viento soplaba tan fuerte que mi cabello se revolvía, mi corazón se aceleró al instante por eso que tanto deseaba y anhelaba tener a mi lado.

―No lo hagas― menciono con voz suave y aterciopelada que me desasía en instantes.

Se dibujo una sonrisa en mi rostro al oír la dulce voz que extasiaba mi ser.

Me pregunte si con esto basta, tan solo escuchar unas cuantas palabras de mi dulce vampiro, que con todo mi corazón amaba, incluso dejaría de vivir, que mi corazón dejara de latir, o peor aun seria un ser sin alma, sin deseos mas que el de satisfacer la sed de sangre que de seguro terminaría por ser la sangre las personas mas cercanas a mi, en verdad no deseaba saltar, pero no soportaría solo eso, no seguiría pensando en Él y nunca lo dejaría ir.

―Por favor, has lo por mi―Exclamaba con rabia, deseando que lo obedeciera.

―De otra manera no estarías a mi lado― le cuestioné dulcemente. Sentir su voz en mi oído me aliviaba, tranquilizaba mi corazón y nublaba mi mente. Solo lo necesitaba a el y nada mas, nunca pensé que mi droga favorita... y necesaria se llama Edward Cullen. Quiero arriesgarme a estar con el y eso era lo que él no lo entendía. Y si es necesario sentir emociones más fuera de lo normal para tenerlo a mi lado, así lo haría.

―Bella!!... por favor no lo hagas! ―me suplico entre alaridos con voz quebrada 

―Querías que fuera humana, pues mírame!!!― Le recordé cruelmente, como Él me había dicho aquella ocasión en le bosque que no me amaba y que no era lo suficiente buena para el. Solo recordar ese día me martirizaba el corazón, aumentaba mi dolor y hacia salir lagrimas de mis ojos aunque yo tratada de impedirlo.

Me deslice aun mas a la orilla, la voz de Edward, de ser dulce, fuerte y clara empezaba a desvanecerse, a irse con el viento pero parecía seguir hay.

Mis ojos seguían cerrados por el miedo de ver como se iba y me volvía a dejar sola.

―Bella!! Que haces? ― Su voz me volvía a la vida, era tan cálida…tan diferente

―Solo quiero estar a tu lado― Respondí con voz quebrada. Acaso no se daba cuenta que solo deseaba estar a su lado y nada más, ¿por que tenia que hacer la cosas tan difíciles?, ¿por que? 

―No lo hagas, por favor quédate conmigo―Comento, con una voz tan dulce, que aliviaba mi dolor, parecía regresar mi alma que daba a cambio de estar a lado de MI EDWARD.

Al escuchar esas palabras tan dulces abrí mis ojos, el viento soplo con mas fuerza, me desequilibre, las rocas húmedas no me ayudaron y resbale.

Paso por mi mente el recuerdo de la dulce cara marmoleada de Edward con aquel cabello desordenado color cobrizo y esos ojos dorados que tanto amaba, sonreí de inmediato y una mano tomo la mía con fuerza

―Deja de reírte, ¿crees que esto es gracioso?... Ayúdame a subirte.

Su mano tomo mi brazo, por fin estaba aquí, a mi lado…―Espera un momento, por que su mano es tan cálida.― Pensé, en ese momento abrí los ojos y choque con los de Él, esos ojos color chocolate, tan brillantes y desesperados por subirme.

―Jake!― Respondió mi impulsivo corazón y mi boca se dejo guiar.

Sus pequeños jalones ayudaban a impulsar mi piernas y subir de aquella caída, gire mi cabeza para poder ver el mar y vi como de ser calmado, suave y apacible se volvió en oleadas que nunca podría combatir, ni por que la cases de natación en Phoenix la tuviera muy bien en mi pensamiento, lo mas seguro es que aquel gran océano produciría mi muerte total.

―En que diablos estabas pensando Bella, pudiste a ver muerto… y eso no lo permitiré, luchare para que tu corazón siga latiendo, latiendo a mi… imagina como se hubiera puesto Charlie de saber que tu vida terminara aquí.― Su semblante cambio, ese chico joven, tranquilo y dulce desapareció para cubrirlo por un rostro duro, se asemejaba al de Sam Uley.